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Diario de Barrios

El Balón, un barrio cargado de futuro

Justo donde concluye Gregorio Marañón, se amplía ligeramente la calle formando un espacio cuadrado, no muy grande, en el que se ubican actualmente contadores de luz. Aquella pequeña plaza otrora con árboles, abierta entonces, era el espacio donde los pelotaris jugaban al juego de la pelota. Una especie de pelota vasca en la que se arrojaban la bola no se sabe bien si con una raqueta o una especie de cesta. De aquel deporte, de aquella gente que lo disputó, la plaza se bautizó con el nombre del Balón. Un nombre que se extendió a todo un barrio y que vio la luz entre finales del Siglo XVIII y principios del XIX, eso sí, en su origen aquel enclave gaditano era conocido como La Plaza del Huerto de la Tinaja o el Huerto Perdido.

Antes de todo aquello, la zona, que disponía de distintivo militar y se encontraba alejada del resto de la población, servía como depósito de polvorines. Sin embargo, la presión demográfica de un Cádiz que crecía y extendía sus límites provocó que Torcuato Benjumeda planificara un barrio ubicado entre los rincones de más entidad gaditana. Porque el Balón, además de presumir de barrio, puede presumir de fronteras. Entre el Castillo Santa Catalina, el Parque Genovés, el Teatro Falla o La Viña. En mitad de todo. Y con una historia en constante evolución.

El viejo polvorín, vertedero romano, un teatro de títere, el terreno del juego de la pelota, el primer vuelo en globo sobre el cielo en España, el Campo de las Balas, la vieja plaza de toros (la más peligrosa de España por su estrechez), el antiguo Hospital de Mora, donde mi madre dio a luz a este que escribe por cierto, arrabal de infraviviendas y chabolas en los 70 y también un rincón industrial que acogió numerosas fábricas en la segunda mitad del XIX. Fábricas como la de la Electricidad que trajo consigo que Cádiz se convirtiera en la primera capital del país con alumbrado eléctrico. Ese fue el barrio del Balón, que presume de pasado y se encuentra, sobre todo, cargado de futuro.

Cargado de futuro porque una parte del modelo de ciudad pasa por el Barrio del Balón: El cinturón universitario frente al mar. Y porque entre sus calles se ubican varios colegios públicos donde crece y aprende la infancia y diversas facultades desde Valcárcel hasta Reina Sofía, donde se forman generaciones de jóvenes que sueñan con no tener la necesidad de emigrar.

Un barrio cargado de futuro porque se ha desarrollado con este Ayuntamiento, y en colaboración con otras administraciones como la UCA, el primer edificio inteligente y sostenible en la calle Gregorio Marañón. Un total de 28 viviendas públicas en régimen de alquiler social que cuentan con todas las condiciones de eficiencia energética. Normalmente, un piso de estas características y con el estudio y la inversión previa, sólo estaría al alcance de gente con un alto poder adquisitivo. Pero resulta que la vivienda es un derecho, no un bien de mercado, y que la apuesta de los últimos años en esta materia trae consigo resultados tan vanguardista como este, donde todos los vecinos y vecinas tienen derecho no sólo a cuatro paredes y a un techo, sino a un espacio bonito y digno.

Pronto, además de las viviendas de Gregorio Marañón, desde el Ayuntamiento se cerrará otra herida abierta por la especulación del PP con la apertura en los próximos meses del teatro del Parque. Medidas que se suman a la banda de rodaduras, la semipeatonalización del Mora, parque de Calistenia, la zona verde, el carril bici, el freno a la turistificación o la dignificación y el arreglo de cada uno de los coles públicos que habitan el barrio del Balón y que disfrutan de un estado mucho mejor que el de hace ocho años. 

Sin embargo, el Balón es sin duda uno de los barrios que más ha sufrido el maltrato sistemático de La Junta de Andalucía. Una Junta que sigue sin cumplir la promesa de que Valcárcel se convierta en la Facultad de Ciencias de la Educación, que tiene abandonado un edificio tan emblemático como el de Náuticas y que está dejando morir el Centro de Salud del Olivillo.

Barrio del Balón: El viejo Polvorín, la Plaza del juego de la Pelota, antiguo Hospital de Mora, la Facultad de Ciencias de la Educación, la residencia para estudiantes en Náuticas, noches de verano en el teatro del parque y cinturón universitario frente al Atlántico. Ayer, hoy y mañana. Porque si tiene historia y pasado aún más cargado se encuentra de futuro.

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